Padre Pío nos invita a mirar al Niño Jesús en el pesebre como un modelo de humildad y amor puro, transformando nuestros corazones en espacios de paz y comunión con Dios.
Padre Pío y la Dulzura del Niño Jesús: Un Camino hacia el Amor Divino
“Dejémonos encantar por la dulzura del Niño Jesús, quien en su infinita pequeñez nos muestra la grandeza del amor divino” (Epistolario, vol. II). Con estas palabras, Padre Pío nos invita a contemplar el misterio de la Navidad, que revela el corazón del cristianismo: el Amor hecho carne para acercarse a nosotros. En los días previos a esta santa celebración, el fraile de Pietrelcina nos exhorta a prepararnos con la humildad y el amor de la Sagrada Familia, transformando nuestros corazones en un pesebre viviente, listo para recibir al Redentor.
Para Padre Pío, el pesebre no es solo un símbolo, sino un reflejo vivo de la bondad infinita de Dios. “El pesebre es la morada del Salvador, que se hace pequeño para entrar en nuestros corazones” (Epistolario, vol. III), escribía con fervor. Su reflexión sobre la Natividad nos invita a redescubrir la maravilla y la alegría de los pastores de Belén, quienes, con un corazón puro y sencillo, se acercaron al misterio divino. También nosotros estamos llamados a vivir la Navidad con asombro y gratitud, redescubriendo la profundidad del amor de Dios que se manifiesta en la pequeñez.El Niño Jesús, para Padre Pío, encarna la humildad y la inocencia, virtudes fundamentales para quienes desean seguir a Cristo. “El Niño Jesús nos enseña que la verdadera grandeza se encuentra en la humildad” (Epistolario, vol. IV), escribía, subrayando cómo este amor desinteresado debe guiar cada aspecto de la vida cristiana.
Al contemplar al Salvador en el pesebre, somos invitados a renovar nuestro camino espiritual, acogiendo con fe el misterio de la salvación. Padre Pío vivía esta devoción diariamente, invocando al Niño Jesús con un amor filial: “Infunde en mi corazón tu pureza y tu paz” (Epistolario, vol. I). La simplicidad y el sacrificio del Niño de Belén eran para él una fuente inagotable de inspiración y un modelo de comunión con Dios. Las palabras y el ejemplo de Padre Pío nos recuerdan el significado auténtico de la Navidad, guiándonos hacia una fe más sincera y profunda. En la pequeñez de Belén, podemos descubrir el secreto de la verdadera grandeza espiritual y del amor divino.