La Iglesia de la Sagrada Familia (Chiesa della Sacra Famiglia) en Pietrelcina, edificada por voluntad de Padre Pio, guarda una reliquia del santo y está situada junto al convento de los Hermanos Capuchinos y a un museo con objetos personales. La edificación de este complejo cumplió una profecía de Padre Pio, quien, cuando era joven, escuchó coros angelicales en el lugar que, con el tiempo, se convertiría en un centro de devoción.
La Iglesia de la Sagrada Familia (Chiesa della Sacra Famiglia)
A la entrada de Pietrelcina se erige la Iglesia de la Sagrada Familia, que fue construida por iniciativa de Padre Pío. La construcción de esta iglesia comenzó en 1926 y se completó después de veinticinco años, en 1951. Su imponente fachada, que evoca el estilo románico, recibe a los visitantes con simplicidad y solemnidad. En su interior, un elegante altar de mármol policromado y un mosaico que representa a la Sagrada Familia ofrecen un espacio de recogimiento y oración.
La Reliquia y el Convento
En una capilla lateral se conserva una reliquia única: el único fragmento del cuerpo de Padre Pío guardado fuera de San Giovanni Rotondo. Junto a la iglesia se encuentra el Convento de los Frailes Capuchinos y un museo que alberga objetos y reliquias que pertenecieron al santo. Entre los objetos exhibidos, destaca especialmente el hábito de la flagelación, que es un testimonio tangible de los sufrimientos místicos vividos por Padre Pío.
Una profecía cumplida
La historia de la Iglesia de la Sagrada Familia se entrelaza con una sugestiva profecía de Padre Pío. Se cuenta que, cuando era joven, en el mismo lugar donde hoy se encuentran la iglesia y el convento, escuchó misteriosos coros angelicales y el sonido de campanas que parecían resonar en el vacío. Estas visiones predecían el futuro sagrado de ese lugar, que se convertiría en un centro de devoción y espiritualidad.
La intervención de Mary Pyle
La construcción de la iglesia y del convento comenzó cuando Padre Pío ya llevaba diez años viviendo en San Giovanni Rotondo. Algunos ciudadanos de Pietrelcina, deseosos de erigir un lugar sagrado para los frailes capuchinos, se dirigieron a la benefactora estadounidense Mary Pyle en busca de ayuda. La mujer, conmovida por la solicitud, pidió permiso directamente a Padre Pío: “Padre, ¿puedo construir un convento en Pietrelcina?” La respuesta del santo fue inmediata y resolutiva: “Sí, hazlo pronto y que sea dedicado a la Sagrada Familia.”
La fuente milagrosa
Durante los trabajos de construcción, los obreros encontraron dificultades para conseguir agua, que era esencial para continuar con la obra. Algunos de ellos decidieron ir a San Giovanni Rotondo para pedir consejo a Padre Pío. Cuando le mostraron el proyecto, él indicó un punto preciso y dijo: “Caven cinco metros desde aquí y encontrarán toda el agua que necesitan.” Siguiendo sus indicaciones, los obreros cavaron y, para su asombro, encontraron una fuente de agua abundante. No solo fue suficiente para completar los trabajos de la iglesia, sino que también se convirtió en un recurso valioso para toda la comunidad de Pietrelcina.