Oración al Ángel de la Guarda que recitaba el Padre Pío – Tu Ángel no te abandonará en tu dolor, todo lo contrario, te cuidará.
¿Cómo pedir protección al Ángel de la Guarda? Pide ayuda a tu Ángel de la Guarda con la oración que recitaba el Padre Pío.
Oración del Padre Pío al Ángel de la Guarda
Oh mi Santo Ángel de la Guarda, cuida mi alma y mi cuerpo. Ilumina mi mente para que pueda conocer mejor al Señor mi Dios y amarlo con todo el corazón. Vigílame cuando rezo para que no ceda a las distracciones de la vida. Sostenme con tus consejos para vivir como un buen cristiano y ayúdame a cumplir las obras de generosidad. Defiéndeme de los engaños del maligno y socórreme durante las tentaciones para que pueda vencer en la lucha contra el mal.
Oh mi querido Ángel de la Guarda, recito esta oración para pedirte que permanezcas siempre a mi lado y para pedirte que no ceses nunca de ser mi ángel de la guarda, hasta que yo sea llamado al recinto del Señor, donde adoraremos juntos por toda la eternidad a Dios nuestro Señor. Amén
Ángel de la Guarda, siempre a nuestro lado
Dirigirle una oración al Ángel de la Guarda es el mejor modo para comunicarte con él. Los ángeles son parte de nuestra vida cotidiana, ellos están a nuestro lado todos los días.
Oh Santo Ángel de la Guarda, desde el principio de mi vida has estado como compañero y protector. Tú eres mi auxiliador en los momentos de necesidad, eres mi refugio cuando estoy en la desesperanza, eres la luz que alumbra mi abismo, mi consejero y mi inspirador de buenos propósitos.
Les ruego Santo Ángel Custodio, concédanme la fuerza del amor divino con el fin de que nunca decaiga, y toda la fuerza para no cometer más errores. Hagan que sus manos me defiendan del enemigo. Les pido la Gracia de la humildad de María, para que todo peligro se esfume, y guiado por ustedes, alcance el ingreso en las puertas del cielo, la Casa del Padre.
¡Oh Dios Potente y Eterno, que por efecto de tu inagotable bondad nos has dado a todos nosotros un Ángel de la Guarda! Haz que yo tenga todo el respeto y el amor que merezca, que tu misericordia me ha concedido; y prometo desde tu gracia y tu potente ayuda ganar un día el acceso a las puertas del Cielo, junto a él y tu infinita grandeza. Amén