El Padre Pío responde a nuestras preguntas, regalándonos siempre el consejo justo, así que debemos saber escucharlo – El Padre Pío es un intermediario de la Divina misericordia – a través del don del consejo, es Dios mismo, con su Espíritu, quien ilumina nuestro corazón, para hacernos entender el camino a seguir.
Padre Pío háblame, dime algo – Hazme sentir tu presencia
Padre Pío nos enseña que en el momento en el cual hospedamos a Dios en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza de inmediato a hacerse sentir, y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según la voluntad de Dios.
Padre Pío siento que no valgo nada – A menudo pedimos demasiado de nosotros mismos. No nos contentamos de hacer bien cualquier cosa, queremos sobresalir, y cuando el resultado de esto que hacemos no es conforme a nuestras expectativas, caemos en depresión. Al mínimo problema en nuestros planes, nos sentimos incapaces, porque confundimos sobresalir con el no valer nada. El Padre Pío dice: “yo te quiero así como eres, acepta tus defectos”.
Padre Pío quiero volver a ser el mismo de antes – A menudo concentramos nuestra atención en el pasado, en lugar del presente. El pasado nos parece un momento feliz y lleno de satisfacción. La cuestión fundamental para mejorar la propia condición, es la regla de los pequeños pasos, o sea mejorar nuestra propia vida día tras día, sin querer todo enseguida. El Padre Pío dice: “Quieres regresar al pasado. ¿Cual es el primer paso, que puedes hacer hoy? si me lo dices te ayudaré”.
Padre Pío he perdido la esperanza – A menudo dejamos de distinguir entre un problema y otro, y creamos un enorme y único problema del cual no vemos la salida. Siempre tenemos arrepentimientos. Nos preocupamos de ocasiones que ya pasaron, objetivos perdidos, derrotas y retenemos el sentimiento de fracaso una y otra vez. Padre Pío dice: “Ora, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tus oraciones”